Introducción a la Autoestima de las Mujeres
Autoestima y Autoconcepto
¡Bienvenida!
Este taller se divide en 5 poderosas partes:
- Introducción
- Reflexiona
- Atiende al Presente
- Visualiza
- Actúa
Es importante respetar su orden, aunque dentro de cada una podrás ir salteando ejercicios o eligiendo solo aquellos que más te llamen la atención.
¡No dejes de leer esta introducción! Necesitamos saber de qué estamos hablando para ponernos manos a la obra. Porque no podemos trabajar aquello que no entendemos.
Ay… la autoestima, ese misterio difícil de entender que es también la llave de nuestro bienestar sostenido en el tiempo.
Empecemos por saber de qué estamos hablando:
La autoestima es la valoración que hacemos de nosotras mismas. Es un camino que conlleva conocerte, aceptarte y respetarte. Con tus fortalezas y tus limitaciones.
A diario hacemos valoraciones sobre nuestra manera de ser, de comportarnos, sobre nuestra apariencia, nuestras habilidades sociales, nuestro intelecto. La autoestima es una suma de todo esto.
¡Y es algo que fluctúa! Es normal que a veces estemos un poco más arriba o un poco más abajo… la cuestión es que esté lo suficientemente fuerte como para que no varíe de forma exagerada cada vez que nos suceda algo desagradable o alguna persona haga o diga algo que nos moleste.
Con algunos aspectos de nuestra identidad podemos sentirnos más satisfechas, pero otros pueden llegar a producirnos mucho rechazo. Tampoco solemos tener igual de fuerte un tipo de autoestima que otra: en las relaciones de pareja, en el trabajo…
A lo largo del taller irás detectando las áreas en las que TÚ necesitas trabajar.
Pero antes de seguir, hay otro concepto importante que se suele confundir con el de la autoestima: el autoconcepto.
El autoconcepto es el paso previo a la autoestima. Es la percepción más o menos objetiva que tenemos de nosotras, sin añadir ningún tipo de juicio o emoción. El autoconcepto define. Por ejemplo: “Tengo una nariz grande” o “tengo los ojos marrones”.
Mientras que la autoestima juzga sobre si algo es “bueno” o “malo”, “mejor que” o “peor que”. Por ejemplo, “mi nariz es horrible” o “tengo un color de ojos muy soso”. Aquí entran en juego las emociones, ¿lo ves?
Señales de baja autoestima:
-Ansiedad, nerviosismo
-Tendencia a la autocrítica y a la crítica ajena
-Hipersensibilidad a la crítica, lo cual hace que se ofenda con facilidad y reaccione forma susceptible
-Perfeccionismo
-Malestar, insatisfacción difícil de explicar
-Cambios bruscos de humor
-Miedo a equivocarse
-Bloqueos frecuentes, decisiones postergardas o delegadas
-Miedo al rechazo por lo que le cuesta decir “no”, poner límites
-Tendencia a ver las cosas de forma negativa
-Culpabilidad frecuente
-Conductas de autoboicot o autodestructivas
¿Te reconoces en alguna de estas características?
La Autoestima de la Mujeres
La autoestima no es innata y se va formando desde el momento en el que empezamos a tener consciencia de que somos un ser diferenciado de otras personas.
Se forja a través de las experiencias que vivimos desde que nacemos, de los mensajes que recibimos por la gente que nos influye… En esencia, es algo muy social porque antes de poder desarrollar nuestro pensamiento crítico, no nos queda otra opción que valorarnos a través de la mirada ajena.
Hasta el punto de que si siempre hubieras vivido sola en una isla desierta, sin contacto con otras personas… el concepto de autoestima no existiría. No habría con quién costruir un sentido de valía personal y no habría temor a ser rechazada o a no encajar. Tampoco tendríamos con quién compararnos (para bien o para mal).
La forma en que nos educan afecta al desarrollo de nuestra identidad como mujeres, a nuestra asertividad y nuestra autoestima, que a su vez determina como nos relacionamos con otras personas y con nosotros mismas.
Hay una parte de historia de aprendizaje personal y otra parte común a todas nosotras.
Y es que en un mundo en el que las mujeres seguimos subordinadas, no contamos con apenas mujeres referentes y por tanto nos cuesta creer que somos suficientes y capaces para lograr nuestros sueños y objetivos, no es de extrañar que nuestra autoestima sea de media inferior a la de los hombres.
Vivir en condiciones patriarcales afecta a nuestra salud, nos causa malestar y afecta por tanto también, a nuestra autoestima.
Este malestar compartido afecta a nuestra autoestima principalmente por la presión de:
“ser para los demás”
¿Esto qué significa? Significa que el eje central del bienestar de las mujeres pasa por cubrir las necesidades ajenas, incluyendo estar bonitas y atractivas. Somos expertas en detectar lo que otras personas necesitan para estar a gusto y actuamos en consecuencia.
Por eso al final, nuestra necesidades y deseos, al no ser prioritarios, acaban desdibujándose y convirtiéndose en nuestras grandes desconocidas.
Las mujeres depositamos la autoestima en otras personas y, en menor medida, en nuestras capacidades.
Causas de la baja autoestima en Mujeres:
-Posición de subordinación social
-Sobrecarga de los cuidados
-Violencias de todo tipo
-Falta de referentes femeninas (por ejemplo, en los libros de escuela)
-Pocas oportunidades o mayor precariedad
etc…
Desde el punto de vista feminista, la autoestima tiene relación con recuperar las riendas de cada aspecto de nuestra vida: de nuestras finanzas, de nuestra vida social, familiar, sentimental, sexual… es lo que se conoce como Empoderamiento.
Hemos de recuperar el poder reconociendo y validando nuestras propias necesidades y dándoles la importancia que se merecen.
La Falsa Autoestima
Por todo lo anterior, las mujeres solemos desarrollar una falsa autoestima: Aprendemos a sentirnos bien en la medida en que otros se sienten bien y no a pesar de cómo se sientan otras personas: “estar bien con los demás es estar bien con una misma”.
El problema es que si vivimos hacia afuera siempre, hacia la mirada ajena, hacia la aprobación externa… nuestra valía y nuestro bienestar se convierten en una montaña rusa. Y acabamos olvidando quiénes somos, qué necesitamos, deseamos, sentimos.
Ya hemos visto que la autoestima es algo que fluctúa, es normal. Lo que no podemos permitir es que fluctúe de forma radical y esto es lo que ocurre cuando se la cedemos a otras personas.
Es humano buscar el bienestar fuera porque nos construimos en primer lugar a través de la mirada ajena: “si me ven, me valoran, me quieren, me aprecian… es más fácil quererme”. Además, necesitamos vivir en conexión.
La tarea esencial para mejorar la autoestima en el día a día es la de conocernos mejor. Porque… ¿cómo puedo quererme si no me conozco primero?
Tendemos a pensar que nos conocemos, pero generalmente lo que hacemos es repetir etiquetas que nos han ido colocando a lo largo de la vida y que hemos interiorizado sin cuestionar si realmente se ajustan a nuestra realidad.