Lección 2: Obstáculos en la escucha interior
Presta atención porque vas a descubrir toda una serie de motivos por los que te resulta difícil escucharte. Entenderás que no hay nada de malo en ti por ello.
Son tantos los factores que pueden obstaculizar la propia escucha que no es de extrañar que al menos alguno de ellos te resuene: esa genial sensación de que estás leyendo algo que te ocurre a ti, aunque antes no lo hubieras podido poner en palabras.
1) Tendencia de nuestro entorno a imponer su propio criterio
A menudo nuestro entorno piensa saber lo que es mejor para nosotras y nos lo transmiten incluso aunque no hayamos pedido opinión o consejo ¿Te suena?
Cuando somos niñas, nuestro concepto de la moral, es decir, la distinción entre lo que está bien y lo que está mal se desarrolla a partir de lo que dictan nuestros padres. Nos ayuda a estar a salvo. Más tarde, esta idea se flexibiliza y enriquece hasta encontrar nuestro propio criterio.
A medida que crecemos, esta tendencia del entorno bloquea nuestro proceso de desarrollo personal. Lo delicado es que muchas veces son mensajes que proceden de personas que nos quieren y por eso nos afecta más, pero recuerda: su criterio y el tuyo no tienen por qué coincidir. Vives tu vida, no vidas ajenas.
2) Sobre-empatía hacia los demás
Nos diluimos en el trato con los demás. A menudo tenemos esa voz interna pero hay otras voces del exterior que nos reclaman y nos distraen.
Empatizar supone ponerte en el lugar de otros sin perder de vista los propios límites, energía y tiempo. Ayudamos porque lo decidimos de forma consciente. Sobre-empatizar significa que ayudamos a pesar de que se crucen líneas rojas, con lo que en realidad no estamos ayudando: actuamos desde el malestar, la culpa y el reproche.
Nos puede pasar con personas que nos piden atención, que nos buscan, que tienen necesidades concretas y piden (o no) que se las resolvamos.
3) La sociedad patriarcal
Nuestra sociedad es patriarcal: las mujeres todavía vivimos subordinadas en un mundo de hombres.
Esto limita el desarrollo humano pleno de ambos sexos, la autoestima y las formas que tenemos de relacionarnos. Se nos educa de forma diferente a costa de una mayor libertad personal para elegir cómo nos gusta ser o expresarnos.
En concreto, existe una presión sobre las mujeres que nos empuja a cubrir las necesidades ajenas como vía principal para sentirnos bien.
Somos expertas en detectar las necesidades ajenas, pero no las propias. Está mal visto centrarse en una misma: cualquier asomo de independencia es sospecha de egoísmo.
4) Lo habitual es hablar mucho y escuchar regular
Y esto ocurre tanto en las relaciones sociales como en nuestra relación con nosotras mismas.
Y es que en nuestra cultura parece que es más importante el hacer que el ser. Actuar se premia más que el reflexionar, imaginar, soñar, etc. ¿No crees?
Por eso:
-Durante nuestro ciclo menstrual «encajamos» mejor socialmente durante la ovulación: estamos más activas, habladoras y volcadas en lxs demás.
-A las personas extrovertidas se les premia más socialmente, sobre todo durante la adolescencia.
5) Experiencia vital
Podemos tener toda la experiencia del mundo pero conocernos solo parcialmente.
¿Nunca has sentido una total seguridad en lo que estabas haciendo, por ser algo que controlabas a la perfección y sin embargo has descubierto algún matiz nuevo?
Es cierto que existe un tipo de inteligencia llamada cristalizada que aumenta con la edad porque aumenta con la experiencia.
Sin embargo, las personas evolucionamos y al igual que ocurre con las nuevas tecnologías ¡Hemos de actualizar la información!
6) Plantearse la pregunta inadecuada:
¿Por qué? en lugar de ¿qué?
Para hacer introspección nos quedamos en la primera pregunta: ¿por qué? Al fin y al cabo, estamos reflexionando sobre las causas de lo que nos pasa –emociones, reacciones…-. Pero confundimos introspección con escucha interior.
La escucha responde a la pregunta ¿qué? por ejemplo, qué emociones siento, qué patrones sigo, qué debilidades y fortalezas detecto, qué valores me importan, qué es importante para mí, qué necesidades tengo, qué quiero o no cambiar….
La escucha interior tiene más que ver con enfocarse en lo que sucede aquí y ahora dentro de nosotras y no tanto en las historias que nos hemos contado siempre sobre nosotras.
7) Ritmo de vida
Sobre todo si vives en una ciudad, ¿quién tiene tiempo para parar? El trabajo, las gestiones, la familia, los compromisos sociales…
Parar es un requisito para la autoconciencia por lo que el caos y el ajetreo de tu ritmo de vida pueden convertirse en un verdadero obstáculo: estás tan cansada al final del día que seguramente acabas postergando ese tiempo para ti ¡aunque nadie más que tú puede dárselo!
8) Recibimos poca educación emocional.
Las personas recibimos poca educación emocional. En la escuela, en casa… no nos explican para qué sirven las emociones ni nos ayudan a ampliar ese vocabulario.
En la autoconciencia o escucha interior, ponemos el foco en estados internos muy variados, pero las emociones son nuestra guía.
9) Tendencia a pensar que hay emociones malas
Otro obstáculo consiste en creer que hay emociones malas, como la tristeza y otras buenas, como la alegría.
La realidad es que todas son útiles aunque algunas veces resulten desagradables, porque cumplen con una función para nuestra supervivencia física o psicológica.
10) La presión del exceso de control
Muchas veces, el mundo emocional nos parece peligroso. Y es que en nuestra cultura, razón y emoción siempre se han considerado contrarios, tomando la razón como única vía de conocimiento importante y segura.
Solemos creer que o bien controlamos las emociones con puño de hierro o bien serán ellas las que nos controlen. El exceso de control nos acaba trayendo problemas ya que tras el control lo que hay es miedo.
11) A veces, por temor
Por último, a veces evitamos asomarnos a nuestro interior por temor a lo que podamos descubrir. Por este motivo, ni siquiera nos paramos a reflexionar.
Y es que estar informadas nos hace sentir vulnerables, pero también responsables de un potencial cambio.
A veces escuchar lo que tu interior te quiere decir te empuja a tomar una decisión complicada; o te lleva a descubrir cómo eres, incluyendo cuáles son esas debilidades que no estás segura de querer conocer.
Pero esto siempre es revelador y nos ayuda a crecer como personas.
¿Te suena alguno de estos obstáculos?
En la siguiente plantilla, te invito a anotar aquellos que más te influyen, así como a reflexionar sobre las maneras de afrontar estas dificultades.

